lunes, 7 de noviembre de 2011

EDUCANDO SUJETOS ? subido por Pancho Ferrer

EL/LA EDUCANDO COMO SUJETO

¿Quiénes son los jóvenes y adultos jóvenes que concurren a las instituciones educativas y de formación profesional buscando completar su educación o formarse para el mundo del trabajo?


Por lo general, los jóvenes y adultos jóvenes aparecen en las representaciones de los directores y de los docentes de EDJA y de FP, como “alumnos”. En esta instancia, les proponemos dejar en suspenso, esta categoría, para pensarlos como sujetos.
Pasar de la idea de “alumno” a sujeto requiere, en primer lugar, un movimiento de las concepciones que sostienen esta categoría; implica pensar en los jóvenes y adultos jóvenes despojándolos por un momento de las intencionalidades educativas que, como docentes, proyectamos sobre ellos durante el proceso de formación..
En el transcurso de las últimas décadas se observa un mayor número de jóvenes y adultos jóvenes que retoman el secundario o concurren a formarse profesionalmente, ellos se definen más por su pertenencia a una diversidad de sectores y grupos sociales que por la edad cronológica.
Entre quienes acuden a los centros educativos y de formación profesional encontramos mujeres jefas de familia, adultos emigrados de distintas provincias o de países vecinos, beneficiarios de planes sociales, jóvenes que necesitan completar el secundario abandonado por urgencias laborales o personales más inmediatas y devueltos al mismo por las exigencias que el mercado de trabajo les impone.
También acuden grupos de jóvenes en conflicto con la ley, población en contexto de encierro (cárceles) y todos aquellos que el sistema educativo va perdiendo y en algún momento de sus vidas deciden volver a estudiar o capacitarse para el mundo laboral.
Los aportes de Lidia Rodríguez nos permiten avanzar en la identificación:
“el joven o adulto de la educación es un eufemismo que oculta que el destinatario es un marginado pedagógico, que, sabemos, significa pertenecer a sectores sociales subordinados, lo cual es bastante independiente de su edad cronológica.
El trabajo de recontextualización transforma al trabajador/a, al padre, madre, el/la militante, el vecino/a, en un sujeto cuya identidad se define por alguna diferencia respecto de otros. En el caso de la educación formal, el joven o adulto es diferente del niño para quien fue construido el lugar que ahora él está ocupando: la escuela. Siguiendo este razonamiento la adultez pedagógica suele definirse desde la carencia “.
Sin embargo, estos jóvenes y adultos jóvenes han desarrollado una gran variedad de aprendizajes que les han permitido, en cada caso, sostener a sus familias, adquirir algún oficio, acceder a un puesto de trabajo, o subsistir cuando les falta el trabajo.
Es posible que muchos de estos aprendizajes se hayan producido fuera de la escolaridad formal, pasando a formar parte de un bagaje de saberes, creencias, representaciones que están enraizados en su propia identidad como sujetos y constituyen un capital cultural que les permite defender sus intereses y expresar voluntades cuando logran organizarse en colectivos. Aunque también tenemos que advertir junto con Laclau que “estas identidades se presentan, en esta época, inestables y vagamente integradas, en parte porque se incrementan los espacios sociales donde se adoptan decisiones que inciden en sus vidas”.
Cabe entonces redefinir la idea de “carencia” cuando se adjudica al sujeto de la educación, donde además de hacer referencia a la “falta de conocimientos” se suele asociar a las condiciones de los sectores que concurren a ella. Frente a este tipo de enfoques, es necesario problematizarnos acerca de ¿Quiénes y desde qué lugares atribuimos la “carencia” a los sujetos que acuden buscando completar su educación básica o alcanzar una formación profesional? ¿A qué “carencias” nos referimos?
Estas son algunas de las cuestiones que necesitamos replantearnos respecto del modo de concebir a los educandos entendidos como sujetos; teniendo presente que la concepción que de ellos tengamos acarrea consecuencias en la enseñanza, puesto que en tanto práctica social e ideológica puede contribuir (voluntaria o involuntariamente) a reforzar o modificar condiciones de sometimiento social que padecen diferentes grupos y sujetos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario