jueves, 20 de octubre de 2011

Educación popular: basta… por Patricio Bolton


Educación popular: basta…
Vamos a hacer popular la educación


“Para pensar hay que suspender los automatismos del decir; todo eso que decimos sin pensar. No se trata tanto de decir lo que se piensa, sino de pensar lo que se dice. Y para eso hay que pararse a pensar. Hay que pararse a pensar lo que decimos, hay que pararse a pensar lo que pensamos. Para poder decir de otro modo. Para poder pensar de otro modo. Y cada vez siento con más claridad que escribir, el gesto simple y elemental de ponerse a escribir, es una de las formas mayores de esa interrupción, de ese apartamiento, de esa soledad, de ese silencio, de ese “pararse a pensar”1.


1-Sobre el vaciamiento de un concepto y sus interpretaciones “light”.
Cuando un concepto se vacía de contenidos es necesario buscar otro. Y se vacía de contenidos cuando…
se lo apropia la ideología dominante, o
cuando pierde su fuerza política, o
cuando se lo utiliza para designar otras cuestiones distintas de las que quiso representar en su origen, o
cuando no es sostenido con convicción y pasión, o
...
Un concepto pierde su sentido cuando muchos no lo entienden y se perdieron en la búsqueda de respuestas que construyan el sentido, entonces lo usan sin saber de que hablan.
Un concepto se hace “light” cuando se hace vago, difuso, impreciso y cuando los que deben sostenerlo no pueden dar cuenta de él…
Un concepto se hace difuso, cuando en su polifonía de sentidos, los usuarios del concepto se quedan con dos o tres de los sentidos, entre los muchos que implican.

La pregunta es: ¿cuántos de los que lo usamos al concepto “educación popular” podemos dar cuenta de lo que verdaderamente es?

2- Intentando dar una respuesta personal
Supongamos que alguien te para en la calle y te dice:

“Ah, vos sos un maestro/a de esa escuela que trabaja en Educación Popular,…”
(No sé que respuesta poner… Seguramente para muchos sería un choque escuchar sos de la escuela de la educación popular… Pero bueno, cada uno respondería de distintas maneras esta pregunta… Piense cada uno su respuesta)
“Contame: ¿qué es eso de la educación popular…? ¿Qué es educación popular?”
(Acá tampoco sabría que poner…. No sé cuantos, ni cuantas veces se habrá enfrentado cada uno a esta pregunta… Pero bueno, piense cada uno en su respuesta).
(y supongamos que este transeúnte se muestra más que curioso, y sigue preguntando)…Entonces: ¡vos sos un educador popular!, ¿y qué es ser un educador popular?
(¿Se hicieron alguna vez esta afirmación a ustedes mismos? Soy un educador o una educadora popular? ¿Qué significa eso?)

Se habla mucho de educación popular, de trabajar en una obra en educación popular, de ser docente popular, de ser maestro popular,… ¿Qué entendemos cada uno por educación popular desde la práctica y desde la teoría? ¿Qué cosas no son educación popular? ¿Qué no es ser educador popular? ¿Y qué cosas sí lo son?... y lo más importante, la pregunta del millón, la pregunta de oro, ¿cuáles son las implicancias prácticas de esta conceptualización de educación popular y de educador popular? ¿cuáles son las opciones vitales, religiosas y políticas previas?...

Sobre esto ahondaremos en este texto2… Vamos a reflexionar juntos.

3- Aproximación primera a “lo popular”: desde lo personal, desde el sentido común, desde unas primeras conceptualizaciones
Para preguntarnos que es hacer popular la educación debemos preguntarnos que es lo popular. ¿Te preguntaste qué es lo popular? Preguntátelo ahora… ¿Cuáles son las imágenes que vienen a tu cabeza cuando decís la palabra popular?...

Quizás para muchos popular se asocia a pobres y pobres se asocia a carentes y carentes se asocia a menos y menos se asocia a darles y darles se asocia a pasividad y pasividad se asocia a mi actividad y mi actividad se asocia a mi poder, y…. Es una cadena asociativa muy común de la que debemos huir… Sabemos que está presente.
Quizás para muchos otros, popular se asocia con masivo: música popular, libro popular, diario popular, costumbres populares,… y se asocia con lo que hacen muchos, la mayoría, el “común” de la gente,… y ahí habría que ver cuál es mi lugar con esa mayoría… ¿me siento cercano a lo que vive la mayoría o me siento lejano? Si seguimos con estas cadenas de significantes, podemos hablar de nuestro sentirnos parte de un grupo social o de otro, de sabernos con capacidad de sintonía o no, de sabernos tolerantes o no,…
Quizás para otros, popular se asocia con barbarie… Eso nos enseñó Sarmiento y toda su generación y los hijos de las generaciones siguientes y los genes todavía hoy presentes. Unos son los populares (bárbaros) y otros son los civilizados (los no populares). Unos tienen hábitos cultos y otros no, unos tienen saberes críticos y los otros saberes brutos, unos tienen gustos refinados y otros de negros (haciendo alusión al color del alma, no del cuerpo,… porque podía haber negros con gustos de blancos,… ¿o no nos enseñaron eso?)

Lo popular también se puede asociar con lo que está fuera. Lo popular, la masa, lo de fuera de los sistemas sociales, económicos, políticos, educativos: esclavos, siervos, artesanos, desocupados, presos, desempleados, campesinado, barbarie, cabecitas negras, proletariado, planes jefes…
Vamos a entender y a asociar, por lo menos a los fines de nuestra reflexión de este tiempo lo popular como movimiento popular.
Cuando hablamos de movimiento popular se nos viene a la cabeza el movimiento zapatista, el movimiento de campesinos de Santiago del Estero, el movimiento de los sin tierra, el movimiento de trabajadores desempleados de La Matanza, el movimiento de fábricas recuperadas, el movimiento…

Y quizás nos sentimos asociados a “esos movimientos” que tienen ciertos reconocimientos, que están de “moda” para las izquierdas de café. Es fácil encontrar en nuestras carpetas calcos del movimiento zapatista o sin tierra y no de defensa de los derechos del movimiento gay o lésbico o negro o...

Pero más allá de esos movimientos “reconocidos” y a veces intentado comprar/cooptar por las dinámicas de consumo capitalista, hay muchos movimientos populares pequeños y hay muchos movimientos populares en formación y hay muchas dinámicas que hacen a un movimiento popular que se encuentran en germen o en latencia en los grupos sociales empobrecidos.

¿Pero qué decimos cuando hablamos de movimiento popular?

4. Mirando el movimiento popular, para entender esto de hacer popular la educación o la educación popular
Hablamos de un sector social que sufre alguna desventaja en la repartición de los bienes de la humanidad.
Sufre dicha desventaja porque hay otro sector u otros sectores se los han apropiado, no les han dado lugar a sus derechos, los han perjudicado en función de sus propios intereses. Por tanto, son víctimas, mirado desde los intereses y el lugar de los pobres. Hoy se emplean estrategias para que esos sectores hagan suyo el discurso de los que lo someten. Y los sectores populares asumen esos discursos de criminalización de la pobreza (Lo asumimos todos: ahí viene el negro choro” o todos los discursos “blumbergvarianos”). En este proceso desempeñan un papel importante los medios.
Es un sector social o grupo social que tiene un sentido de conciencia de identidad grupal, hablan de un nosotros. A veces ese nosotros es más instituido que otro, con una estructura, con una organización (el movimiento zapatista) y a veces, muchas veces, las más de las veces, la organización no es tan clara, lo instituyente es mayor que lo instituido, o lo embrionario es mayor que lo que finalmente se gesta. Habría que meterse a hablar de fuerzas y de poder, pero no vamos a ir por ahí.
Como grupo social ha podido construir un discurso más articulado o menos articulado, en torno a su queja, su malestar, su dolor, su faltante. En los movimientos más consistentes ese discurso está constituido como un cuerpo teórico sólido.
Como cuerpo que tiene identidad, se relacionan con otros grupos, hacen acuerdos, intercambios, articulan, forman parte de redes.
Tienen una lectura de lo social, que dijimos arriba se puede constituir en un cuerpo teórico. Hay veces que dicha lectura es menos crítica o más crítica, es más localista o más global. Para los movimientos más alternativos, ellos saben que un elemento de su fuerza es superar el plano de los hechos sociales cuestionadores locales y vincularlos a dinámicas sociales más macro.
Pero también, entienden que la lectura de lo social va unida a una lectura de lo económico y del poder. Estos movimientos alternativos aunque sea anticipadamente diseñan una nueva estructura de poder en la sociedad, para formular aunque sea anticipadamente una nueva estructura de poder a nivel local y mundial. En los movimientos más estructurados, se vive en su propia organización esta estructura del poder que predican. Quieren una sociedad más comunitaria y viven relaciones más horizontales, quieren un poder más representativo, cercano y dialogado y organizan su estructura de esa manera, etc.
Los movimientos populares que conocemos se articulan con intelectuales o grupos de producción de conocimiento: universidades, pedagogos, artistas, profesorados, educadores, escuelas, editoriales, filósofos, economistas, politicólogos, sociólogos, etc. Estas relaciones han sido muy dispares en los distintos momentos de la historia: por momentos los intelectuales se ponían como los dueños del movimiento, por momentos los intelectuales se divorciaban del pueblo, por momentos estaban al servicio del movimiento, por momentos…
En los movimientos populares, los que participan de él, viven una ética política o/y una ética religiosa, en donde las ideas que pregonan, por las que luchan, de las que hablan, les configura los cuerpos, las actitudes, las prácticas personales, las decisiones, las opciones.

Sintetizando… hablamos de movimiento para referirnos a un sector o grupo social que sufre una desventaja social, fruto de una relación social con otros grupos que se han apropiado o no le permiten vivir a pleno sus derechos individuales o sociales, y que se constituyen como un nosotros y enuncian su dolor, a veces construyendo teoría y conocimiento desde su lugar social. Desde ese nosotros leen la sociedad de modo complejo y completo, y buscan producir redes, relaciones, articulaciones, para construir teoría y prácticas que construyen poder. Por la pertenencia al movimiento se da y crea una ética política y/o religiosa.

Vamos a cambiar de mirada pero para seguir ampliando.

Decimos lo mismo que hemos dicho hasta aquí, pero en otras palabras: el movimiento popular es la causa de los pobres hecho camino, camino que va desde el rumor, la inconformidad, la organización, las estrategias, la construcción del poder, la defensa y la conquista de sus derechos, la mejora de sus condiciones de vida…

Movimiento en los 70 quería decir causa hecha organización.
En el siglo XXI, movimiento adquiere otros matices.
Organización en los 70 tenía unos matices.
En el siglo XXI tiene otros.

5. Un intento de resumen hasta aquí
Entonces de lo que se trata hoy es de definir el movimiento popular y lo popular en nuestro barrio, en el barrio al que intenta servir esta escuela: porque la escuela quiere ser el “grupo intelectual” al servicio de los intereses populares de este sector social. De lo que se trata es de pensar, leer, ver, entender, concebir a este sector social como un grupo popular que tiene elementos mínimos de movimiento popular en su sentido más tradicional y que se podría articular, al menos teóricamente, con las demandas, causas, luchas de otros movimientos populares más orgánicos…

Vamos a parar un ratito acá… Entonces….

¿Qué significa pensar la escuela desde las causas de los pobres, mejor dicho de los que han sido empobrecidos…? ¿Qué significa la escuela como comunidad de intelectuales al servicio de la causa popular? ¿Qué significa la educación popular? ¿Qué significa ser educador popular desde lo que venimos reflexionando? ¿Qué significa construir la comunidad de educadores populares? ¿Qué significa poner la escuela y tu práctica educativa al servicio del movimiento popular? ¿Cuáles son las opciones vitales y políticas previas y a posteriori de esta opción por la educación popular? …
Poner la escuela al servicio del movimiento popular es ponerla al servicio de sus dinámicas, de sus intereses, de sus necesidades, de sus causas, de las líneas de sus luchas,…

6. Las herramientas institucionales para vivir esto
Por eso, el complejo temático, el núcleo escogido y los temas generadores, son la HERRAMIENTA que intentan dar cuenta de esto. Veámoslo: vamos a nuestro Centro Educativo La Salle de Malvinas Argentinas:
Recordemos nuestro núcleo de este 2008 3

“TIEMPO NACIO EN UNA SOCIEDAD CON DINÁMICA DE FRAGMENTACIÓN, DIFERENCIACIÓN, EXCLUSIÓN, EN UN NAL, PROVINCIAL Y LOCAL DE APARENTE RESPIRO/ALIVIO/SUPERACIÓN/CRECIMIENTO, SEGUIMOS CONSTRUYENDO CIUDADANÍA, DESDE EL SEGUIR AUMENTANDO NUESTRA CAPACIDAD DE ORGANIZACIÓN, NUESTRA FUERZA COLECTIVA

Los temas generadores que hay en el complejo son temas del pueblo, del sector que ha sido empobrecido. Son temas de la causa popular. Las frases son actos de habla popular (cf. Enrique Dussell en Filosofía de la liberación latinoamericana).
Los invitamos a que puedan leer el núcleo elegido y todo el complejo desde lo que venimos diciendo… ¿son capaces como docentes de leer las dinámicas del movimiento popular debajo de ese escrito? ¿son capaces de encontrar debajo de ese esquema las temáticas populares? Y lo más complejo, ¿son capaces de mirar debajo de esas “temáticas” la vida concreta de las personas, los dolores, los sufrimientos,… y no sólo eso, sino también las dinámicas vinculares, las tensiones sociales, los conflictos de personas concretas con nombres y apellidos concretos, las relaciones de clase? ¿se ven debajo de esos temas, las articulaciones necesarias con lo que venimos llamando el “movimiento popular”? ¿se ven debajo de estos temas las fortalezas, estrategias, herramientas, recursos, conquistas, alegrías de los sectores populares que sean necesario potenciar o utilizar para poner al servicio de la causa popular? ¿Cómo viniste viviendo, sintiendo, asumiendo los complejos temáticos sucesivos? ¿Qué pasa este año con el complejo? ¿De qué nos hemos apropiado? ¿Por qué?
Vamos a seguir ahondando nuestra reflexión: Los invitamos a mirar lo que los docentes han escrito como ejes de concientización y cómo procesos de concientización que está en el anexo 2. Mirando eso, cada uno y todos,… ¿se puede decir que estos elementos de planificación de cada maestro recogen los principales temas del complejo temático, que recogen los principales intereses del movimiento popular, que desde estas actividades se “apuesta”, se “empuja”, se “crea y recrea” el movimiento popular?

Porque la pregunta que interesa pensar es: Sí el movimiento popular, la causa popular es el norte de lo popular de la educación (o de la educación popular), ¿cuál es nuestra carta de navegación si no es el complejo temático4?

Lo que creemos que marca nuestra brújula en este 2008

“Ser argentino es como tener una madre idiota” (César Fernández Moreno: citado en Le Monde diplomatique, julio de 2008)

“Los genes autodestructivos nacionales están en plena ebullición. Actuando con total inconsistencia en las oportunidades que se presentan por un lado, y de los graves e inminentes peligros que asoman en la situación interna y en la internacional por otro, tanto el gobierno como “el campo” y los grupos e individuos que los apoyan parecen empeñados en conducir al país hacia una nueva frustración” (Gabetta, Carlos, Le Monde, Julio 2008)
“Si el actual conflicto (…) es observado como un eslabón más de la cadena de crisis económicas, políticas y sociales cada vez más graves y frecuentes (….) salta a la vista que lo que falla esta vez son los mecanismos institucionales, la cultura cívica y política, antes que los recursos materiales” (Gabetta, op. cit.).
“Todo transcurría en un clima de paranoia, excitaciones y desmesura; de triquiñuelas de uno y otro lado, de folclore de la peor especie” (Gabetta)
“Sería ingenuo negar que en este conflicto se juegan intereses de sector, de clase. El problema es que tal como se expresan, la razón está en todas partes y en ninguna” (Gabetta)
“Con mayor justeza aún, el conflicto empieza a ser enmarcado en la necesidad de mayor democracia e igualdad, mayor transparencia y participación ciudadana, menor corrupción y autoritarismo” (Gabetta)

Cuando miramos el complejo temático decimos que nuestro punto de partida en este 2008 es una realidad que goza de algunos beneficios, pero que no son estructurales, sino coyunturales, que no son conquista de derechos, sino que son derrame de otros, que no son tanto por habilidades propias sino mayoritariamente por ventajas económicas de otros. A los pobres les va un poquito mejor, porque a los rico les va muy bien. Estructuralmente el país no está armado para repartir su riqueza de modo justo: si no, veamos lo que han pasado en estos días con la famosa reglamentación 125. Estructuralmente el país no tiene dinámicas democráticas estables para conquistar estrategias sostenidas de justicia social y de reparto de la riqueza. Y algunas de las dinámicas democráticas ausentes en este tiempo, son las que hemos extrañado en todos estos meses desde que se desató el conflicto gobierno-campo por la famosa reglamentación de las retenciones. A saber:
capacidad de mirada de la realidad sin plantearla demonizadoramente en dos bandos absolutos, cerrados, compactos: los buenos y los malos (las divinas y las populares),…
capacidad de lectura de los intereses de sectores, de tensiones sociales, de conflictos y luchas no resueltas
capacidad de diálogo con iguales y diferentes, y de construcción de propuestas
construcción de diagnóstico, de propuesta y de plan de acción, integral, con distintas pro puestas para distintos plazos (corto, mediano, largo plazo)
respeto por las instituciones y las autoridades democráticas
claridad sobre un horizonte social amplio
sentido de la justicia social y la distribución de la riqueza

Nuestro punto de partida es una realidad que goza de beneficios económicos pero que todavía queda mucho camino por andar en cuanto a enriquecimiento en capital social, capital simbólico, capital cultural y en la transformación de hábitus de clase, en estos sectores empobrecidos. Los hábitus instalados hoy día tienen que ver con el no puedo, no quiero relacionarme con nadie, señalo y discrimino al otro. Hace falta caminar mucho para construir dinamismos de organización popular y de vivencia plena de la ciudadanía, que apuntale hacia la construcción de movimiento popular.
Los modelos de país que hoy están en puja, no están muy claros para los sectores populares. Peor aún: no los incluyen. No tienen fuerza las alternativas de modelos sociales que existen en los movimientos populares más orgánicos.
En los sectores populares se percibe que hay mejoras pero todavía falta una serie de competencias que permitan habitar y construir “el pueblo” y por sobre todas las cosas, el pueblo popular.
Para nosotros, educadores populares, pensar unidades didácticas, proyectos, dispositivos áulicos e institucionales es diseñar el modo de planificar procesos educativos en donde el conocimiento nos ayude a capitalizar mayores capitales culturales, simbólicos y sociales, a transformar hábitus en cuanto representaciones de clase y a construir una serie de disposiciones que ayuden a posicionarse mejor socialmente. Para nosotros, educadores populares, se trata de poner una serie de herramientas al servicio de los intereses del movimiento popular, de la causa popular.

Y en eso consiste fundamentalmente la escuela de La Salle: cuando nadie creía que valía la pena educar a los “hijos de artesanos y de los pobres”, porque “para qué perder tiempo valioso en quienes después no van a necesitar leer y escribir”, Juan Bautista, insiste en enseñar a leer y escribir, y no en latín, como pretendía la Iglesia (para que luego se pudiera estar en la Iglesia) sino en francés, “porque lectura y escritura es lo que necesita un artesano para lograr lo que quiera. Alguien que sabe leer y escribir es capaz de todo” – dirá La Salle en la guía de las escuelas.
Y en eso consiste fundamentalmente la intuición de la escuela lasallana: para alguien que no es capaz de insertarse “ciudadanamente” en la naciente sociedad burguesa, se piensa y diseña una estructura con dispositivos, contenidos, rutinas, horarios, que ayuden a cultivar capitales, deconstruir hábitus, construir disposiciones, deconstruir representaciones que ayuden a posicionarse socialmente y personalmente diferente.
Y en eso consiste fundamentalmente la intuición lasallana: el acto de enseñar es un acto en donde el sujeto debe conocer, gustar y hacer. Nosotros decimos: sin experiencia no hay concientización. La Salle dice, se debe enseñar un conocimiento, enseñar a gustarlo y a incorporarlo para la vida, para la acción: ese es el modo en que un sujeto experimenta que tiene poder, en cuanto capacidad de transformar algo.
Y en eso consiste lo fundamental de la escuela lasallana: en pensar y actuar el maestro al igual que el maestro artesano. La Salle conoce al maestro artesano, por ejemplo un carpintero. Sabe que él enseña unos conocimientos, la utilización de dichos conocimientos y la pasión por ese oficio. El maestro artesano invita a que mires, a que escuches, a que aprendas, a que te guste, a que lo hagas… De ahí que La Salle invitará a que el maestro hable correcto, escriba correcto, tenga buenos modales, sea un hombre de fe: para que el alumno mire, aprenda, guste, realice…

¿Qué significará hoy ser maestro, como maestro artesano, desde la idea del docente como intelectual de la cultura? ¿Cuáles son las prácticas que tienen que ver con el núcleo del complejo que los alumnos deben poder mirar, aprender, gustar, hacer? ¿Qué cuestiones vinculadas al poder, a lo político, a lo público, a la ciudadanía, al ejercicio de la democracia nosotros deberíamos poder vivir para que los alumnos, al igual que con el maestro artesano, ellos puedan aprender? ¿Qué cuestiones vinculadas a estos conceptos entendidos popularmente, es decir, desde el lugar y los intereses de los empobrecidos?

Yendo a las cuestiones bien concretas: ¿qué lugar le damos a la hora grupal? ¿qué confianza en los otros/en ellos tenemos? ¿cuál es la mirada para con los más pobres? ¿cuál es el lugar que les damos a las mamás referentes? ¿cuál es la profesionalidad con que consideramos el saber? ¿cuál es la hondura y extensión con que tratamos el conocimiento? ¿cuál es la responsabilidad con la que planificamos?

De esto se trata: de vivir el hombre político para enseñar el hombre político. De vivir el hombre crítico para enseñar el hombre crítico: pero crítico intelectual radical. De vivir el hombre religioso para enseñar el hombre de fe. La pasión se trasmite, se contagia, se enseña. El hombre apasionado por la historia, por sus relaciones, por sus conocimientos, por sus causas, por sus luchas, por su vida, por el Otro y la vida de otro, es el que contagia pasión por lo público, por la ciudadanía, por el poder público, por el protagonismo histórico.

Hay preguntas pendientes en este caminar… Muchas… Demasiadas… Pero son para caminar…

Planteamos una ahora, arbitrariamente, ni la mejor, ni la peor. Sólo planteamos una pregunta que sale ahora: ¿cómo se articula la escuela con otros espacios de representación y lucha del movimiento popular? ¿cómo se articula la escuela con espacios que son portavoces del movimiento popular? ¿cómo la escuela acompaña el movimiento popular para la creación de política pública, para incidir en cuestiones estructurales, para incidir en el Estado, para incidir en la distribución de la riqueza, para lograr transformaciones más allá de la propia conciencia del empobrecido? Pensar lo popular de la educación, es hacer política popular desde la educación o dicho de otra manera más simple de pensar, es hacer política desde el movimiento popular y para el movimiento popular, a través de las herramientas que la escuela puede proporcionar. Pero aquí nos encontramos con el gran problema que reconocemos y narramos los maestros: no tenemos formación en lo político o demonizamos todo lo que tenga que ver con lo político. Pero también, en honor a la verdad, vale la pena que nos lo digamos: no somos muy cercanos a los pobres… Seguimos siendo sus extranjeros. Ahí hay mucho por caminar…

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