domingo, 30 de octubre de 2011

¿Cuáles son los aportes que brinda la Educación Popular?

¿Cuáles son los aportes que brinda la Educación Popular?
 
Como educadores y educadoras participamos, entonces, en cuanto al aprendizaje, de la idea constructivista, pero como educadores y educadoras populares nos diferenciamos en la intención de la acción transformadora que conlleva todo aprendizaje. Es decir, los principios de la Educación Popular convergen con la perspectiva constructivista. Es Paulo Freire quien centra la propuesta educativa en el otro, otra, situado, situada en una realidad, la cual se constituye por su acción transformadora, en el punto de partida de todo aprendizaje y también en el punto de llegada. En la cuestión del aprendizaje, a la Educación Popular no le preocupa sólo el cómo,  tiene otros interrogantes..
            Al respecto, dice Marco Raúl Mejía:[1]
 “...se hace necesaria una reflexión sobre la especificidad educativa de la Educación Popular, donde a diferencia de la reflexión tradicional de la pedagogía se mueve más allá de la enseñanza, entran en juego los procesos de aprendizaje. Dichos aprendizajes son para la acción transformadora y, como estos aprendizajes requieren de un proceso específico, no es lo mismo el aprendizaje constructivista del de la Educación Popular,  no es lo mismo el modelado en la escuela que el de la Educación Popular, pues se enfrenta a  tipos de acción diferente. "Cuando hablamos de acción nos estamos refiriendo a la acción como fuente de conocimiento, de saber y de poder. Es una acción que reflexionada genera nuevos saberes sobre el hecho educativo mismo y lo organiza no sólo cognitivamente sino manifestándose en acción organizativa dentro del contexto"[2]. Esto va a significar que el aprendizaje en la Educación Popular se realiza con dispositivos (...), no usamos dinámicas, no son simplemente técnicas participativas y dinámicas de grupos, sino son dispositivos culturales.
Esto nos lleva a que esos dispositivos culturales, por la atomización del poder y porque en alguna medida el problema del empoderamiento es central, tenga que diferenciar el tipo de educación que se realiza.
            Pero el tipo de Educación que se realiza en la Educación Popular no se define simplemente por la manera en cómo lo hago, sino por el resultado en la acción que busco emprender.
La negociación cultural va a plantearnos el problema de que nosotros hacemos la negociación cultural para la acción(...) Tiene que quedar claro que nosotros no hacemos aprendizajes para que se conozca más, hacemos acción educativa para que exista una transformación que no es la del pasado, reconocemos la fragmentación y en ella reconstruimos sujetos, instituciones, organizaciones, y empoderamos, no un empoderamiento desde afuera sino que se hace vía la acción de la persona que pasa por la actividad educativa…”
 Tambien dice Germán Mariño[3]:
 “El problema del constructivismo es que termina minimizando el papel de lo vivencial y lo emotivo y subestimando  sin desconocer el inmenso peso de lo cultural.
(Para la Educación Popular)[4] Se trataría entonces de un constructivismo abierto y creativo donde los puntos de llegada no están prefijados, donde el acto educativo se convierte en aventura.”
 No se trataría, entonces, de transformaciones solamente en el ámbito cognitivo sino que al ser dispositivos culturales involucran íntegramente la persona. Se trataría de enfocar de otra manera el conocimiento y sobre todo, el para qué del conocer.
Entonces,  el aprendizaje se convierte en una aventura sin punto de llegada predeterminado porque, al tener una intención de acción transformadora que no es desde un “afuera” sino desde una subjetividad que se empodera, modifica las forma de comprender, de percibir, de sentir y de actuar, incide en la forma de pensar el mundo y la cotidianeidad y en la forma de hacer en ese mundo y en esa cotidianeidad. Todo aprendizaje significa así una construcción social tan creativa que la torna peculiar para cada contexto y para cada cual.
Esta concepción de aprendizaje implica la ruptura de la relación pedagógica de dominación entre quien enseña y quien aprende, la relatividad del conocimiento y la legitimidad del otro, de la otra y del contexto. En este educarse mutuamente hay saberes populares y científicos que entran en juego en un mecanismo de diálogo de saberes y de negociación cultural. Esta postura reclama un profundo respeto por los saberes que se construyen desde una lógica distinta y en los que están implicados todos los resortes de la estructura simbólica que regulan la vida cotidiana.
            El diálogo de saberes y sentires recupera a las personas, a las distintas culturas entre las personas y, por lo tanto, fortalece procesos de construcción de identidad individuales y colectivas. Esa negociación cultural implica una recreación  del conocimiento y como tal, no es repetición. Tampoco se trata de que cada cual se quede con lo que tiene; el gran desafío está en lograr una negociación en la que entren en juego el respeto por lo que es propio de cada persona, pero también, el derecho a opción que le permita a cada hombre y a cada mujer conjugar lógicas y saberes distintos.
            Todo aprendizaje tiene sentido y significado en la realidad concreta donde la persona que aprende se desarrolla. En la realidad de su contexto, pero también en la realidad de su subjetividad. En el aprender no se pone en juego sólo la razón, están las emociones, las sensaciones, los deseos, los miedos, los afectos, los sueños.
Es crucial, entonces, preguntarnos hacia dónde vamos, cuál es la realidad que  queremos transformar, cómo es la realidad que queremos construir.
Si todo aprendizaje es una construcción social, nuestros saberes no son  individuales, no responden a un acto solitario y descontextualizado. La interlocución y la interacción entre quienes aprenden y entre  estos sujetos y estas sujetas y el contexto, es inherente a todo aprendizaje. En ese diálogo se recupera a las personas y el ejercicio del poder es del poder que  busca empoderar, no para someter a otras personas y seguir construyendo desigualdades, sino para develarlas y generar acciones que las transformen.
Todas las personas poseemos saberes y la diferencia no está solamente en los campos de la realidad a la que se refieren,  sino que se construyen desde lógicas distintas y se expresan, también,  a través de lógicas diversas. Entre los saberes de los sectores populares y de los educadores y educadoras profesionales hay además distintos grados de convalidación social, pero entre ellos hay sectores o intersecciones de circulación que son comunes y que reclaman una relación solidaria para poder  ser compartidos, y así posibilitar el proceso de construcción de nuevos saberes.
La educación es un proceso entendido como práctica intencional que procura incidir en las estructuras internas de quienes aprenden, en sus capacidades y potencialidades, que se manifiesta en su sentir, pensar y hacer, y en el cual se da una transformación de  la persona que aprende, pero también de quien enseña, en un movimiento dialéctico de constante realimentación. Todo proceso de enseñanza y aprendizaje se da situado, por lo cual la dimensión político-social es inherente; se da en una persona concreta, perteneciente a un determinado sector social, con lógicas culturales propias.
La Educación Popular no se define por el hecho de trabajar con sectores populares, aunque sí signifique una opción por ese sujeto y sujeta social, tan difícil hoy de caracterizar.  Se define por la postura que se adopta frente al hecho educativo, más allá del escenario dónde se ubique y de la edad o género de las personas con quienes se trabaje. Esta postura educativa implicaría tener claro, como dice Paulo Freire[5] qué se enseña, cómo se enseña, para qué se enseña,  en contra de qué y de quién se enseña y a favor de qué y de quién se enseña.
Por lo tanto pretende incidir en las representaciones que el sujeto y la sujeta tienen de la realidad y en la medida en que se afectan dichas representaciones, se incide en las prácticas porque las prácticas son concreciones de esas representaciones.
Posicionarse desde la Educación Popular significa, entonces...
- "Una ruptura con la relación pedagógica de dominación entre el que enseña y el que aprende. En los procesos de Educación popular se modifican estas relaciones creando y practicando nuevas relaciones democráticas, horizontales y solidarias"[6]
-Una ruptura con la idea de educación como un acto de transmisión de conocimientos, cuyo fin podría entenderse como actuar sobre alguien para sacar los conocimientos no convalidados socialmente, que ese alguien posee, y reemplazarlos por los que transmite quien enseña.
- Ruptura con la idea de que la educación tiene como fin acumular conocimientos y que esa acumulación permitirá competir con otros, otras, por el acceso a un determinado sector dentro de este sistema social, y así ser incluido o incluida en la sociedad actual.
- Ruptura con el pensamiento único para incorporar el pensamiento complejo y las múltiples miradas.
- Ruptura con la idea de enseñar sin ideología. En la Educación Popular es inherente la opción ética-política-pedagógica que busca construir autonomía a través del empoderamiento. De se modo, develar los intereses que construyeron esta realidad que excluye, con diferentes matices o grados de profundización, para construir otra distinta, que nos incluya a todos y todas como sujetos y sujetas de derecho, y nos permita ejercer esos derechos, cualquiera sea el contexto,  la edad, la clase social, el sexo a la que se pertenece, etc.
- Ruptura con la idea de educación como proceso de homogeneización donde la diversidad es vista como una dificultad, a la que hay que tratar con distintas estrategias para lograr homogeneizar. La Educación Popular procura trabajar desde la diversidad pero también con y para la diversidad.
- Ruptura con la idea de educación que, como opción ética-política-pedagógica se concreta en el recitado de derechos o en la denuncia de injusticias. Se trata de instalar en la práctica educativa, el espacio donde se revisan los imaginarios, los derechos se ponen en ejercicio y se tiende a modificar las circunstancias no equitativas de los espacios socializados.
- Ruptura con la idea de que la educación sólo es posible en un sistema formal. La Educación Popular reconoce la dimensión pedagógica de todos los procesos sociales. Por lo tanto se realizan procesos de aprendizajes educativos  en toda experiencia de empoderamiento de las personas, quienes instalándose como sujetos y sujetas con capacidad de ruptura de lo existente,  tiendan a transformar las relaciones no equitativas ya sea en los espacios cotidianos y micros o, intenten avanzar hacia trasformaciones de estructuras sociales mayores.
Por ende, la educación Popular...
- Significa una opción por la escuela  pública, como responsabilidad innegable e indelegable del Estado. En la medida en que la Educación Popular ha dejado de ser considerada, solamente, como una práctica alternativa y la escuela pública como una  institución que sólo puede  ser reproductora de los modelos hegemónicos,  la escuela se ubica en el ámbito posible de acción de la transformadora. Hoy sabemos de muchos educadores y educadoras populares que desde la escuela apuestan a la construcción de subjetividades autónomas que puedan sentir, conocer, criticar y actuar en procura de derechos individuales y colectivos, por lo cual, la escuela se ha constituido en un espacio público esencial para la construcción de ciudadanía especialmente en los sectores más  marginalizados
- Significa un posicionamiento crítico frente a la propia práctica educativa y a la cotidianidad de cada educador y de cada educadora en el sentido de que quien no procure leer críticamente su propia práctica tendrá dificultad para  leer y, por lo tanto, para transformar una realidad opresora que vive como ajena.
- Significa un posicionamiento ético que instala la esperanza; el compromiso con la esperanza es lo que sostiene la acción por la transformación. Esa esperanza reclama recuperar la capacidad de indignación que no nos permitirá naturalizar lo que no es natural y sólo así resultará posible la lectura crítica de esta realidad que,  al ser construida por las personas, sólo puede ser transformada por ellas.
Por eso es posible...

LA LETRA DEL MALESTAR  O LA PRESCRIPCIÓN IMPOSIBLE María de los Ángeles Rougier – Coordinadora, Mirtha Busticchi, Mónica Rivero
Programa de Educación Equipo de Investigación - Acción Educativa Santa Fe Mayo- 2005


[1]  Mejía, Marco Raúl  "Sujeto Pedagogía y Educación Popular"  La Piragua Nº 9 Revista latinoamericana de Educación y política , 1994
[2] Mejía Marco Raúl: "La Educación Popular: hacia una Pedagogía Política del Poder", en "Educación Popular. Refundamentación.", dimensión educativa CEAAL, Bogotá, 1996
[3] Mariño, Germán: "Constructivismo y Educación Popular".  La Piragua. Revista Latinoamericana de Educación y Política  Nª 7, 1993
[4] Agregado de las autoras
[5] Freire, Paulo: “Pedagogía del oprimido”, Tierra Nueva, Montevideo, 1989
[6] Ghiso, Alfredo:" Cuando el saber rompe el silencio... Diálogo de saberes en los procesos de Educación popular",  Revista La Piragua Nº 7, 1993

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